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INTRODUCCIÓN
El ayuno de Daniel, descrito en Daniel 10, refleja un tiempo de oración, humildad y búsqueda de Dios. Durante tres semanas, Daniel se abstuvo de alimentos exquisitos, carne y vino para interceder por su pueblo y buscar claridad sobre una visión divina:
"En aquellos días yo, Daniel, estuve afligido durante tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento." (Daniel 10:2-3)
Daniel ayunó con el propósito de buscar entendimiento y fortaleza espiritual, así como interceder por la situación de su pueblo, Israel.
Al final de los 21 días, un ángel se le apareció y le explicó que desde el primer día de su ayuno, su oración había sido escuchada, pero hubo resistencia espiritual que retrasó la respuesta. (Daniel 10:12-13). Esto puede ilustrar la dimensión espiritual que tiene el realizar un ayuno con las motivaciones y actitud correctas.
Aunque el propósito del ayuno de Daniel es espiritual, también se asocia con un estilo de vida saludable debido a los alimentos que se ingieren.
¿Qué es el ayuno?
Es abstenerse, total o parcialmente, de comer o beber durante un tiempo, combinando con oración y la lectura de la Palabra de Dios.
Tiene como finalidad ser más sensibles a la voz de Dios y conocer sus planes para tu vida. Es una disciplina espiritual poderosa, diseñada para hacerte más consciente de Él.
¿Y qué es el ayuno de Daniel?
El ayuno de Daniel es un ayuno parcial pues sólo se omiten ciertos alimentos como carnes, lácteos, harinas, azucares.
• Nos ayuda para tomar decisiones importantes o interceder por una necesidad.
• Sirve para buscar más a Dios y profundizar tu relación con Él, pues el ayuno es una forma de adoración.
• Y nos permite obtener una nueva perspectiva y una renovada confianza en Dios.
Es bueno hacerlo al iniciar el año como una ofrenda para Él y para que su gracia (favor inmerecido) fluya en tu vida.
Padre eterno, vengo delante de ti en humildad reconociendo que tú lo llenas todo en todo, hoy te presento mi alma y cuerpo como un sacrificio vivo y santo para ti confesando que tú eres suficiente para mí, en este tiempo de ayuno someto mis necesidades físicas a tu voluntad para agradarte y darte a ti el primer lugar, llena mi ser a través de tu Palabra y de tu Espíritu Santo, y permiteme dar fruto abundante para alabanza y gloria de tu Nombre, en el nombre de Jesús, Amén.