Cita bíblica:
Pero los que obedecen la Palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él. 1ra. Juan 2:5
Para meditar:
Mi padre solía decirme que el domingo era un día especial en el que teníamos que ir presentables a la congregación con nuestros mejores atuendos, porque como hijos de Dios debíamos ser muy formales en nuestras conductas y por supuesto no debíamos vestir de la manera en la que la gente que no teme a Dios, lo hace, haciendo alusión al versículo 2, del capitulo 12 del libro de Romanos.
Ocasionalmente también usamos nuestras mejores vestimentas para presentarnos a una entrevista de trabajo o algún evento formal como una boda, graduación, etc., y generalmente lo hacemos para dar una imagen de nosotros que nos hace sentir bien, y no hay nada de malo con ello, el problema es que cuando eso que estamos proyectando no es genuino, y no sólo con lo que vestimos, podría ser lo que queremos que los demás vean de nosotros, como si se tratara de una mera apariencia. Eso muy probablemente haría que los demás tuvieran una buena opinión de nosotros, pero que hay de lo que opina Dios, ¿lo aprobaría?
Recientemente hemos adoptado la frase “nueva normalidad”, pero este término no es más que la prueba fehaciente de lo que la Biblia llama señales antes del fin, y por esta razón necesitamos dejar las apariencias y tener un corazón sincero delante de Dios, ya no podemos darnos el lujo de vivir una vida despreocupada, sino tomarnos las cosas en serio.
La iglesia ya no puede ser un intento de hacer que las personas tengan conductas aceptables. La iglesia tiene que cumplir el propósito por el cual Cristo murió en la cruz del clavario, “La iglesia fue puesta para extender el reino de Dios en esta tierra”
Hoy es el día indicado para construir una relación firme con Dios, para edificar familias que amen y honren a Dios, para tomar valor y anunciar el evangelio de la verdad. Cada día es una oportunidad de responder al llamado de Dios, por lo tanto, este es el tiempo en el que debemos convertirnos en hombres y mujeres que no sólo sepan vestir decorosamente, sino que nuestras convicciones sean congruentes con nuestra manera de vivir, no sólo debemos ser personas que sepamos mucha doctrina pero que no produzca fruto. Ya no más debemos ser hijos e hijas que se sepan salvados y que no importa lo que hagamos, nuestra salvación no se perderá, necesitamos convertirnos en aquellos vasos de honra en donde la gloria de Dios sea depositada…
Para reflexionar:
· ¿Mi vida realmente refleja lo que creo? ¿Por qué?
· ¿Si hoy tuviera que presentarme delante de Dios, que tipo de cuentas daría de mi vida? ¿Cuál es el motivo?
· ¿Estoy satisfecho con el nivel espiritual que he alcanzado hasta hoy? ¿Por qué?
Orar por:
· Una vida sin fingimientos
· Poner la palabra de Dios a funcionar en mi vida
· Convertirme en colaborador
· Sumarme a la edificación de la iglesia y el extender el reino de Dios en esta tierra
Alabanza: Reflejo
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