El Juez del justo juicio
Cita bíblica: Hebreos 12:22
Sino que os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Para meditar:
Algo que destruye y consume la puerta del juicio y que debe ser restaurada, es el fuego del juicio que estamos prontos para hacer sobre nuestro prójimo. Cristo nos enseña que no juzguemos, para que no seamos juzgados, que no veamos la paja en el ojo ajeno, sino la viga que tenemos en nuestro propio ojo, que sepamos que no somos nadie para juzgar a otro, que nadie nos ha puesto por juez, que tú que juzgas haces lo mismo.
Ese fuego de juicio que emitimos es muy severo para los demás, pero cuando se trata de nosotros, ese fuego se extingue y se convierte en algodones de autocompasión, dando todas las excusas posibles y culpando a todos y a todo por nuestra falla, la cual difícilmente vemos, por no ungir nuestros ojos con el colirio del Espíritu Santo para que ya no seamos unos pobres ciegos.
Así que, aprendamos a hacer juicio con misericordia, porque la misericordia triunfa sobre el juicio. Y porque delante de Dios, el juez de toda la tierra, El que es fuego consumidor y tiene ojos como llama de fuego, no podremos nunca justificarnos, justicia que sólo obtenemos gracias al mediador y abogado misericordioso que sabe lo que son nuestras debilidades y puede compadecerce de nosotros y se interpone entre Dios el juez y nosotros.
Así pues, consideremos las circunstancias y lo que han vivido los demás y que seguramente nosotros en esas mismas circunstancias lo hubiéramos hecho peor.
Sed pues misericodiosos como vuestro Padre, que se muestra misericodioso con el misericordioso, para restaurar esa puerta del juicio.
Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad. (Salmo 103:8)
Para reflexionar:
• ¿Qué tan seguido le pones fuego a la puerta del juicio?
• ¿Sabes que con la medida que mides serás medido?
• ¿Eres capaz de tener compasión hacia los demás antes de hacer un rotundo juicio sobre él?
Orar por:
• Conocer profundamente la misericordia de Dios que llega hasta los cielos.
• Para conocer al Dios de amor que, no se goza de la injusticia sino se goza de la verdad.
Alabanza: Yo quiero ser como tú